En estos días de tanta bulla, te damos algunos consejos para cuidar tu audición, tanto si “no te enteras de ná“ como si tienes el típico ruido constate que no te “deja vivir“ (tinnitus).
-Todos los sonidos de más de 85 decibelios, desde el cortacésped, el tráfico o la música estridente amenazan el oído, especialmente si la exposición es prolongada.
-Cuanto más fuerte sea el ruido, más rápido será el daño si se está cerca de la fuente.
-Escuchar música con auriculares es una de las causas comunes de pérdida de audición.
-Sin embargo, el ruido no es el único responsable de la pérdida de audición. A veces, la raíz del problema es una perforación de tímpano o deterioro del oído interno.
-Si sospechas que estás perdiendo capacidad auditiva, vaya, que no te enteras de la tele o que gritas al hablar con los amigos.... ese es el momento de consultar con el especialista. Un audífono (no es cosa de viejos) puede mejorar notablemente tu situación y la de los que te rodean.
-La gran mayoría de los europeos que necesitan audífono no lo llevan.
-El proceso de solución es más sencillo cuando se realiza una evaluación temprana al notar los primeros indicios de pérdida de audición.
Pero, ¿qué es el Tinnitus?
Hablamos de ese zumbido, pitido, murmullo, Rin Rin... imaginario, habitualmente producido por el cerebro, que intenta compensar la falta de sonido, o por células pilosas dañadas que envían señales aleatorias al cerebro.
A veces es crónico o intermitente de por vida; “una verdadera lata “. Entre los efectos que produce puede estar la dificultad para conciliar el sueño, estrés, irritabilidad y problemas de concentración .
Cuando el tinnitus viene acompañado de pérdida de audición (frecuentemente unidos), un audífono puede ayudar a calmar las molestias, al ofrecer al cerebro sonidos externos en los que concentrarse. Entre otros dispositivos potencialmente útiles, se incluyen generadores de sonido que emiten un suave ruido blanco que ayuda a enmascarar el Tinnitus.
Bueno, aunque no hay cura para ello o para la pérdida de audición por envejecimiento o por exposición a ruidos, distintos estudios demuestran que su tratamiento evita problemas como aislamiento, depresión, demencia... al mejorar el estado de ánimo, independencia y capacidad para interactuar con otros.
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